Experimentación con células embrionarias: se acaba el tinglado
En realidad tras el uso de las células embrionarias y del conflicto moral que representan, se esconde un cúmulo de intereses mal explicados que van desde la transformación en ingresos de lo que antes era un coste para las clínicas de reproducción asistida -la conservación de los embriones- hasta el desbrozar el terreno para penetrar en el, por ahora prohibido, ámbito de la clonación humana, que previsiblemente saltará hecho pedazos a partir del momento en que se desarrollen las campañas orquestadas, como ha venido sucediendo en todos los temas de esta naturaleza.
Pero si la situación de los defensores, gobiernos incluidos, del uso de embriones era cuestionable, ahora con el reciente descubrimiento de células madres en el líquido amniótico, las invalida totalmente.
Estas células que no son embrionarias pero poseen su plasticidad y tampoco son exactamente células adultas, tienen además la ventaja de que minimizan el riesgo de cáncer y, si se trata del mismo sujeto, suprime todo problema de rechazo.
Perseverar ahora incentivando la investigación con embriones no sólo continuará siendo un crimen moral sino además será una estafa económica para todos los ciudadanos y una burla a las esperanzas de los enfermos.
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