24 agosto 2006

Internet: oportunidades y amenazas

La utilidad de la Internet es indiscutible, facilita el acceso a innumerables fuentes de conocimiento y de cultura, permite conocer en tiempo real los resultados deportivos, las últimas noticias, información sobre viajes, las ofertas del día, visitar los museos del mundo, etc. Encontramos información sobre casi cualquier tópico y, gracias a la ayuda del gobierno, cada vez más escuelas tienen acceso a la web, por lo que podrán contar con una herramienta educativa ampliamente usada y recomendada por los mismos profesores. Para muchos negocios constituye inclusive la principal plataforma operativa.

Desafortunadamente, conlleva un serio riesgo pues es también el mejor vehículo para que cualquiera transite libremente por cualquier sitio: un museo, un site de pornografía, una página religiosa, una tienda de armas, un chat de científicos, un chat de pedófilos, etc. Casi no hay restricción de acceso. Lo grave es que, aún sin buscar los malos sites, éstos vienen a uno y sólo se requiere un click del mouse para que –por ejemplo-, un niño se encuentre con escenas de sexualidad explícita o de material violento. En ocasiones, esta información se encuentra en una dirección que suena inofensiva o incluso positiva y con mucha frecuencia el acceso viene facilitado - por descuido o intencionadamente -, por el que estuvo sentado antes en la pc.

Penosamente, las estadísticas muestran que los sites pornográficos son los más visitados; hay también los que promueven conductas negativas como el odio racial y, en general, muchos que atentan contra la integridad humana.

Es muy probable que, por el uso inmoral de la Internet, la pornografía sea la droga social más peligrosa y uno de los peores agresores de los valores.

El ciberespacio es en la actualidad el escenario mayor de interacción social y todos –pero especialmente los niños-, estamos expuestos no sólo a la distorsión del buen criterio, sino hasta a ser víctimas de acciones delictivas. ¿Qué precaución tomamos cuando nuestros hijos van a una cabina para hacer una tarea? ¿Cuán debilitado, vulnerable, queda el consumidor de pornografía? Una borrachera deja una resaca; las imágenes pornográficas: ¿Cuánto duran en la mente? ¿De qué modo pueden proyectarse en la vida cotidiana? ¿Qué protección legal tenemos? Nadie va a encontrar droga o una bebida alcohólica disponibles en una cabina, sin embargo la pornografía está ahí, gratuitamente, al alcance de todos.

Evidentemente, la mejor protección es la presencia de una atmósfera de valores -fundamentalmente dentro de la familia-, en la cual se deben discutir abiertamente estas preocupaciones y formarse criterios claros. Y no hay sustituto posible, ni tecnológico ni humano, para la responsabilidad de los padres; y no siempre hay conciencia clara del problema o, lo que es peor, se adoptan actitudes evasivas, tal como lo hemos comprobado en repetidas ocasiones desde el inicio de una campaña, años atrás.

Todos tenemos la responsabilidad de proteger a nuestras familias y a la sociedad, y de mantener los valores morales. El descuido, sin embargo, puede convertir una gran oportunidad en una terrible amenaza, de ahí que, por ejemplo, un proyecto tan importante como la difusión del uso de la Internet resultaría un gran peligro si se limitara a dar acceso al ciberespacio sin preocupación por la gestión de los contenidos; no sólo dejaría de cumplir sus objetivos sino que contaminaría el activo humano, futuro de la nación.

Lo primero es convencernos de que la complejidad del ciberespacio no debe hacernos sentir impotentes y tenemos que ser conscientes, especialmente, de que los niños son los más vulnerables y que están expuestos a peores amenazas que aquellas sobre las que nuestros padres nos advertían.


A todos corresponde actuar

Los negocios:
las cabinas de Internet deben adoptar códigos de conducta claros, establecer normas operativas concretas e implementar controles técnicos sobre estos riesgos.

La legislación:
en el ámbito municipal y en el del gobierno central deben tomarse medidas concretas; actualmente en cualquier cabina se pueden ver películas que no se atrevería a exhibir ningún cine porno, que sí tiene acceso restringido -y hay muchas cabinas que inclusive ofrecen ese material a sus clientes-. Hay que normar lo que sea necesario, no es posible que cualquier niño o niña se siente en una cabina y de pronto se vea agredido por pornografía. No sólo el productor sino también el proveedor de estos contenidos deben enfrentar consecuencias legales.

Padres de familia: conozcan la Internet, estarán invirtiendo en la seguridad y salud de su familia. Exijan que el Proveedor de Servicios de Internet (ISP) ofrezca protección contra contenidos indeseados. Ubiquen su pc visiblemente; naveguen con sus hijos, enséñenles a ver con sentido crítico, que estén preparados para rechazar lo malo – lo van a encontrar o se lo van a mostrar en algún momento-; que sepan ubicar sites y materiales buenos. Aplicar también en Internet la recomendación de no hablar con extraños; interésense por saber con quiénes se conectan y conversen acerca de lo que han encontrado. Anímenlos a que les pregunten todo lo cuestionable o dudoso; adviértanles para que no den información personal a desconocidos y que nunca envíen sus fotografías; que les cuenten si les piden información o fotos; no reaccionen mal si les muestran algo inapropiado que han encontrado o les han enseñado; presten atención a los diskettes, cd o usb escondidos - el uso de material pornográfico tiende a ser secreto -; acuerden con ellos el tiempo de acceso a la Internet. Enséñenles que las reglas también se aplican fuera del hogar.

Para facilitar el bloqueo de los contenidos inconvenientes se pueden instalar filtros como ContentProtect, CyberPatrol, CyberSitter, Net Nanny, Etc.; y, aunque ninguno asegura protección total, constituyen una ayuda importante. Hay, además, muchas páginas con información valiosa sobre este tema, entre otras:

* http://www.pedofilia-no.org/
* http://www.fbi.gov/publications/pguide/pguidee.htm
* http://zenit.org/spanish/visualizza.phtml?sid=17285


Por encima de todo, padres, mucha comunicación y dedicación de tiempo para descubrir con sus hijos las innumerables fuentes de conocimiento y de experiencias culturales que ofrece la Internet; y que, más bien, este problema despierte en ustedes la posibilidad de navegar juntos a través de un medio que las nuevas generaciones sienten como propio, y que sea ocasión de encuentro para recorrer rutas y destinos de interminables descubrimientos.

Max Alfredo Meza E.

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